EL PAPA FRANCISCO Y LOS MAYORES

Dijo el Papa Francisco al considerar el rol de los mayores en la familia y en la Iglesia:  "Lo hago identificándome con estas personas porque yo pertenezco a este grupo de edad".

Los temas que el Papa Francisco aborda al tratar sobre los mayores son tres:

Primero INTEGRARLOS.  Dice que la Iglesia no puede y no quiere adecuarse a una mentalidad de intolerancia, indiferencia y desprecio a los mayores.  Es de la tradición de la Iglesia su cercanía a los mayores y ancianos.  Debemos despertar el sentido colectivo de gratitud, aprecio y recibimiento, que los haga sentir parte viva de la comunidad.  El lugar del abuelo en la casa.

Segundo EL VALOR y la importancia del rol de los mayores.  Dios no nos descarta jamás.  La ancianidad tiene una misión, es una vocación.  El testimonio de los mayores es la fidelidad.  También es un don para la Iglesia la oración de los abuelos y ancianos.  Es una inyección de sabiduría en la sociedad.  Las palabras de los mayores tienen algo especial para los jóvenes.

Y tercero una PASTORAL para ellos, la Iglesia la debe inventar.  Nuestra sociedad no está preparada espiritual y moralmente para reconocer en este momento su valor.  La espiritualidad cristiana también ha sido tomada de sorpresa.  Se trata de delinear en nuestra Iglesia una nueva espiritualidad, la de las personas mayores.  Tengamos en cuenta que sobreviven en una sociedad que no los deja participar, opinar ni ser referentes, aunque sean la reserva de sabiduría de nuestro pueblo.


El Papa Francisco lo dice identificándose con los mayores, que somos los que hemos vivido muchos años, recordamos y agradecemos el camino recorrido, somos conscientes de lo que quedó atrás y aceptamos las nuevas pobreza, las podas.  Nos sentimos agradecidos por la vida, sabemos vivir el día a día, necesitamos menos cosas y contamos con más tiempo para todo.  Cada día aparece Dios con sus sorpresas, vemos a cada paso su providencia.

El Papa Francisco nos invita a vivir una Iglesia en salida, que significa estar dispuestos a compartir con los demás este tiempo de gracia que nos hace vivir.  Tenemos una misión , una vocación, sobre todo en medio de los demás mayores.  Para ellos debemos ser un testimonio de vida, quizás sin palabras, pero si irradiando la paz que nos viene del Dios que nos ama.

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